expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

¿Mamá histérica o simplemente mamá?

jueves, 17 de julio de 2014

Jolines, mira que no me gusta mucho el titular de este post, pero poco a poco reconozco que me he vuelto tremendamente miedosa.

Las que ya sois madres, me diréis que es normal 'bla, bla bla, bla...' Que a toda primeriza que se tercie, el instinto obsesivo-compulsivo por el bienestar de primer hijo es lógico ( lo del segundo, ya es harina de otro costal). No es que importe menos su seguridad, es que nacen casi enseñados a que no podemos perder nuestro preciado tiempo en  coscorrones, caídas y demás 'pretextos' para llamar nuestra atención.

La realidad es así de cruda, queridos hermanos pequeños. Y si el segundo nace enseñado, el tercero, el cuarto...casi casi se cambian los pañales solos. Es ley de vida.

Pero a lo que iba, que no me quiero desviar. Poco a poco, y cada día que pasa noto que me ocurre más, tengo un sentimiento extraño, de temor, a que pueda pasarle algo. Se que este no es un tema que nos divierta, ni es un post lleno de felicidad, pero quizá, y estoy convencida, todas las que sois madres me entendéis.

La verdad es que probablemente sea en este preciso instante cuando te das cuenta de la responsabilidad en la que te embarcas cuando decides tener un hijo. De pequeña, y gracias a mi madre, aprendí que hay muchas cosas que se nos escapan, que no dependen de nosotros, de los adultos.

Tendemos a responsabilizarnos de todo, de si se caen, de si se hacen daño, de si no duermen, de si no comen, de si se atragantan, de si se meten una canica por la nariz (nada raro)... De si, de si...Y no pararía jamás.
Mi buena madre, (seguro que leerá esto y se sentirá muy contenta de que aprendiese la lección) una vez, tras un 'sustillo' (dejémoslo ahí) que me dio mi hermano, me ayudó a entender que el destino es sabio, y debemos creer en él.
Podemos estar pendientes a cada segundo de los pasos de nuestros pequeños, pero obviamente no estamos las 24 horas del día con ellos, por lo que hay cosas inevitables, pero que lejos de sentirnos culpables, debemos asumir como padres que somos.

Últimamente en las redes sociales aparecen niños enfermos, con malformaciones, etc... Y no es que no quiera ver la realidad. Soy consciente de ello y de que estas cosas por desgracia ocurren, pero lejos de producirme el sentimiento que pretenden, me asustan.
Me asustan mucho. Me produce pánico pensarlo, y por ello no creo necesario tener que dar a likes cada vez que sale una fotografía, o compartirla. Todos somos conscientes de la cruda realidad.

Habrá quien no entienda mi postura, y por supuesto lo respeto, pero supongo que cada uno afronta la vida a su manera.

No quiero ponerme sentimental, ni mucho menos. Sólo compartir con vosotros cómo me siento. Hace poco, una mamá de un bebé de cinco meses, me decía que tenía temor a que se atragantase. No sabía si sabría reaccionar ante tal situación, y de algún modo, le angustiaba pensarlo. Mi respuesta fue clara. Por supuesto que si, dado el caso (ojalá nunca se de) te ocurre, tu instinto te guiará.

Siempre manteniendo la calma, claro está (y recordando el post de Llámamemama '¿Cómo actuar ante una emergencia con nuestros bebés?')  . Somos animales protectores de nuestros cachorros y la naturaleza es asombrosamente inteligente. Aún no estoy preparada para contar aquello que me ocurrió con mi hermano y que sin duda me ha marcado para siempre, pero os diré que con apenas quince años supe reaccionar. Supe plantar cara a una situación en la que mi reacción, y sólo mi reacción, pudo salvarle la vida.

Pero ser madre, de verdad te hace fuerte. Poco a poco ese instinto animal crece, y aprendes a comprender que hasta cierto punto podemos interferir en sus actos, pero que otra parte depende cien por cien del destino, que por supuesto, está escrito.

¿Os sentís identificadas conmigo? No es necesario que sea un sentimiento únicamente materno/paterno- filial, si no con algún familiar, amigo, etc...

Por cierto, y ya que viene muy al caso, hace un par de días, nuestros amigos de Mitosyl, han querido ponernos la vida más fácil a esas mamás estresadas por las caídas, los moratones, los golpes (yo estoy en esa fase dónde empezar a andar supone besar suelo más de una vez) y nos han mandado su nuevo producto Gel de Árnica.

Aviso a las torponas como yo, también vale para mayores. Este producto sirve para combatir y aliviar los dolores de moratones, chichones, y cardenales que surgen del proceso que más les gusta a los pequeños ¡Jugar!
Esta compuesto por ingredientes naturales como el extracto de flor de árnica y la camomila. Es una solución natural, práctica y eficiente.  Su precio en farmacia es de 6,50 euros (15 ml).

Yo desde ¡Ya! Lo llevo en la mochila - abeja de mi pequeño. Creo que a partir de ahora...Empezará a ser muy útil en mi día a día.

Foto: Llámamemamá.es

5 comentarios:

  1. Bueno es saberlo! La arnica se usa mucho en Francia y no me quedaba claro si podia usarse en bebes :-) Que bien que exista esta crema! Me gustaria añadir que debe ponerse justo despues del golpe para que haga efecto, si la usamos 1 dia despues creo que no sirve de mucho. Miedos?? A porrones! Jajajajajaja a que se ahogue sobre todo!!!
    Un besito, guapa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es genial Maca!! Aprovecha para comprarlo ahora que estás por España! Un besote!

      Eliminar
  2. Yo también pienso a veces en lo que podría pasar "y si"...te entiendo perfectamente..y esto ya es para toda la vida.. ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ainssss que razón tienes guapa...para toda la vidita ya....jejeje

      Eliminar
  3. Si tienes razon yo ante las malas situaciones tengo bastante sangre fria por el trabajo que tengo pero si fuera mi bebé no se como reaccionaria, aunque como dices el instinto de madre te haria actuar diferente . Yo la arnica en bolitas me la mando la matrona para el parto y la recuperación por lo visto es cicatrizante para los puntos

    ResponderEliminar

Commons Attribution 4.0 International license.

Commons Attribution 4.0 International license.
Proudly designed by Mlekoshi playground