No miento si digo que apenas recuerdo la última vez que me senté a escribir. A escribir en el blog, por supuesto, porque lo que se dice escribir escribir, lo hago todos los días.
Juré y perjuré que mínimo una vez al mes tenía que sentarme y continuar aquello que había empezado. Pero los que sois padres sabréis que eso de ponerse objetivos y cumplirlos es un mito, y más si se requiere tiempo, espacio y silencio (fundamentalmente esto último).
Pues bien, comienza la ansiada, esperada y merecida (sobre todo para los padres y abuelos) vuelta al cole.
No voy a repetirme con aquello que oímos una y otra vez y que ya comienza a ser pesado: 'Es una vuelta atípica', 'esto no va a durar hasta octubre' 'confinarán las clases'.... y un largo etcétera de predicciones, suposiciones, intuiciones que sólo llevan al desánimo.
Quizá porque por fin es viernes y me siento positiva, pero me niego a pensar así.
He visto a mis hijos felices, contentos en la vuelta al cole por ver a sus amigos después de más de seis meses, protegidos, aleccionados (quinientas veces al día repito eso de: ¡súbete la mascarilla!) pero precavidos. No sé si habrá o no confinamiento (esperemos que no) pero creo que se merecían esa dosis extra de socialización.
La tablet, el móvil o la videoconsola han formado parte de la vida diaria de mis hijos estos últimos meses, porque cuando teletrabajas, te encargas de los deberes, de sus cuidados, de la casa, tienes que sobrevivir, es más, DEBES sobrevivir. Y tengo la inmensa suerte de contar con mi madre que ha sido quien me ha dado y me sigue dando ese soplo de aire por seguir cuidando de la pequeña, pero ¿qué hacía con el mayor?
Un confinamiento complicado para todos
Reconozco haberme sentido mal en más de una ocasión e implorar al cielo que por favor llegase septiembre porque necesitaba estar sola, necesitaba no tener cien mil cosas en la cabeza y además pensar que mi hijo de seis años se estaba convirtiendo, por mi culpa, en un adicto a la tecnología.
No es broma lo que digo. Así lo he sentido. De hecho, quizá muchas de vosotras y vosotros sabréis a lo que me refiero, pero he sufrido ansiedad, mucha ansiedad. Hasta hace unos meses no sabía qué era eso y ahora me encuentro inmersa en un proceso de asimilar, de relativizar y de intentar no ver más allá de lo que está pasando ahora.
Petite Adriana tampoco lo ha puesto demasiado fácil. Tiene mucho carácter y necesitaba retomar esos hábitos, esa rutina, esas obligaciones. Creo que para ella empezar el colegio también ha supuesto un chute de energía.
Así que, aunque no lo creáis y esta semana de vuelta al cole haya sido un poco caótica de preparativos, me siento aliviada, me siento bien, me siento más tranquila.
Lo hablaba con distintas mamás...¡necesitamos recuperar nuestras vidas! y quizá lo que me está pasando es que empiezo a ver la luz al final del túnel. Eso no significa que no tenga miedo ¡OJO!, significa que pasito a pasito vamos retomando aquello que forma parte de nuestro día a día. El respeto a este bicho no debemos perderlo nunca, pero tenemos que intentar seguir de la mejor manera posible
Seguridad en los colegios
Aulas digitales
Algo fundamental para mi que trabajo en el mundo digital es que los colegios estén más y mejor preparados de lo que estaban en marzo, digitalmente hablando. Hablo siempre desde mi experiencia, pero si nos volviesen a confinar es necesario, imprescindible diría yo, el contacto diario con los profes, las tutorías, las explicaciones... Los padres NO SOMOS PROFES.
Una de las situaciones que más ansiedad me creaba era intentar explicar algún ejercicio a mi hijo y recibir la respuesta : 'Así no es', 'tu no sabes', 'la profe nos los explica mejor'... Que a todo esto te dan ganas de decirle, '¡Pues claro hijo, es que yo soy periodista, no profesora'. En fín, seguro que sabéis perfectamente de qué os hablo.
En marzo no había tiempo, pero de eso han pasado seis meses, debemos estar preparados. Además, el mundo digital es el futuro para ellos, ¿por qué no aprovecharlo?
De no escribir, a echar una buena charla. Hoy estaba inspirada :)
Llamamemamistas, no prometo nada que no pueda cumplir, pero si sigo mi propósito...¡tendréis noticias mías muy pronto!
¡Feliz vuelta al cole!