Os voy a contar el día en el que Macarena, una valiente mamá, con ayuda de su genial compañero Aurélien, dio la bienvenida a su esperado bebé.
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Quien conoce a Maca sabe de su carácter luchador, emprendedor...Una mujer valiente que dejó su vida en Málaga para empezar de cero en Francia. No fue fácil, ni para ella ni para su familia. Dejar su tierra, a la que tanto echa de menos...
Llegó a Limoges. Para aquel que no lo sepa, es una pequeña pero bonita ciudad prácticamente en el corazón de Le France, donde los atardeceres otoñales pintan una bella estampa que hace que esa añoranza se desvanezca por un momento.
Por supuesto, jamás se le hubiese pasado por su alocada mente tener un hijo francés. Suena raro, francés. Y no por nada, si no porque nunca hubiese imaginado que su familia, le esperaba en el país vecino.
Me contaba un día, de esos en los que las anécdotas se te acumulan, que poco antes de saber que estaba embarazada se había reunido con sus amigas en una de esas cenas que sabes como empiezan pero a la mañana siguiente no te acuerdas de cómo terminan. El destino le estaba avisando de que sería la última como premamá.
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Mireia, es así como la conocí. Tenía claro el nombre de su pequeña, no había lugar a dudas, ni a indecisión. Su abuelita merecía ese homenaje, porque allá donde las nubes rozan el cielo. vigilaría sus pasos, la cuidaría.
Sin embargo, y para sorpresa de todos, era un varón, fuerte, tenaz, así sería Ernesto, haciendo honor a su nombre. Pequeño gran Ernesto.
Nunca tuvo claro la fecha prevista de parto, por lo que llegó a pensar que había superado las ¡43 semanas! Todas creíamos que sería la primera en dar a luz, pasaban las semanas, y ella seguía su ansiada espera.
Ernesto ya apuntaba maneras y los médicos avisaron de que sería un bebé grande. Y así fue.
Maca es especial. Tan especial que sus entrañas le decían que sería rápido, que lo disfrutaría. Estaba convencida de que así sería. No tenía miedo, nunca lo había tenido hasta entonces. Siempre luchó por lo que quería y no desistió en su batalla, y ahora no podía ser menos.
Llegó al hospital serena. Sus ojos brillaban de felicidad, reflejaban esa luz que sólo las madres tienen, y se sentía guapa, fuerte.
Dilataba muy lentamente, y no tenía prisa. Se prometió estar tranquila, ser paciente pese a que el reloj del hospital parecía haberse parado. No podía comer y se moría por cualquier bocadillo o dulce.
¡Oh mis piernas! Esa sensación de indefensión le desbordaba. La epidural había calmado sus dolores pero había despertado sus ganas de sentir, quería vivir todo sin pestañear. Era su día, su momento y lo deseaba.
Para su sorpresa, recibió una visita muy especial. Como un ángel caído del cielo apareció ella. Una mujer dulce y preparada que se dispuso a ayudar. Bajó las luces y tras una tenue luz comenzó a masajear su cuerpo haciendo que todo fuese más fácil, más bonito, más suyo. Sus ojos se cerraron, mamá Maca soñaba con abrazar a su bebé, mamá Maca dormía.
¿Dónde estoy? Sus ojos castaños buscaban inquietantes una mirada conocida. Estaba sola en esa extraña habitación. Pronto llegó Aure, y fue entonces cuando sintió que había llegado el momento.
Quiso dar a luz de costado, ya os dije que era especial, a la par que valiente. ¡Foto! ¿Foto? Si, esa es Maca, imprevisible, positiva, tanto, que no podría haber dejado de inmortalizar ese momento, cinco minutos antes de convertirse en madre.
¡Empuja!- Le reclamaba la doctora ¿Qué empuje? ¿Pero y eso cómo lo hago? Apretó de mentirijilla (aún sigo riéndome cada vez que me la imagino empujar de ¿mentira?) Pensó que se darían cuenta de que apenas empujaba y le regañarían, pero contra todo pronóstico, Aure anunció que ya veía asomar su cabecita. ¡Deja de empujar! ¿De empujar? Si no lo he hecho en ningún momento, ¿Qué hago?
No le dio tiempo a pensar más. Estaba ahí. Aure, valiente, tranquilo, ayudó en la llegada al mundo de su hijo. Él le sujetó, él le dio la bienvenida, él cortó el lazo que le unía a su mamá, y comprensivo se lo puso en el pecho, regalándole ese momento que tanto anhelaba.
¡Foto!¿Foto? Si, su primera foto como una auténtica familia, con sus chicos, con sus amores.
Sentía el calor que llegaba del Sur. Sentía que sus padres le acariciaban las manos. Sentía que su corazón le decía que todas aquellas personas que se encontraban lejos, lejos de muchas maneras, habían estado ahí, cerca, viviendo con ella la llegada de Ernesto. Se sintió agradecida y plenamente feliz.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a Maca y a Aure, que aunque él va a ser difícil que lo entienda, se que Maca se encargará de decirle lo buen padre que es y lo valiente que fue aquel 8 de noviembre. Gracias por tu fortaleza, por tu positividad, por todo lo bueno que transmites, mamá Maca.
Como siempre, Macarena quiso responder a unas preguntas sobre su parto:
* ¿Qué fue lo más bonito de tu parto (además de ver a tu bebé)?
M- Lo más bonito fue saber que ya venía. Que todo fuera tan bien y poder compartirlo con Aurélien!
* ¿Qué parte cambiarías de ese día?
M- El próximo, pasaré más tiempo dilatando en casa. Aunque en el hospital estás controlada, se me hicieron eternas las 12hs que pasé hasta que di a luz.
* Describe con una palabra tu parto
M- ¡Divertido!
* ¿Qué pensaste cuando la viste por primera vez?
M- Lo suave y rosita que era! Lo bien que me sentí al tenerlo por fin en brazos!!
* Un consejo que darías
M- Si pueden, que se hagan un plan de cómo quieren que sea su parto. Es algo a presentar en el hospital a la llegada y que, salvo complicaciones, se debe respetar. Ponerse firmes con las visitas, es un momento especial, necesitamos las 24hs del día para adaptarnos los tres a todo lo nuevo que llega, los demás ya tendrán tiempo de conocer al bebé. Tener en cuenta todas las opiniones que los profesionales nos pueden dar cada día, pero hacer las cosas según el sentido común!!