Mamá quiero un perro...
Mamá quiero un perro...
Y mi madre siempre respondía: Cuando tengas tu propia casa, tendrás lo que te de la gana.
Así, sin piedad. Mis amigas tenían sus propias mascotas y yo veía cómo mi sueño de tener un perro, se esfumaba año tras año.
El caso es que ahora reconozco que me daba miedo. Me dan miedo, creo que casi todos los animales. En especial, las aves.
El caso es que mi hijo adora los animales, y más concretamente, los perros. Lleva días diciéndonos que quiere uno. Sé que muchos me animareis a que adoptemos o compremos alguno, pero es que considero que quien tiene un animal de compañía debe amarlo y sacrificar muchas cosas por tenerlo en su vida. Cosas, de las que hoy en día no puedo prescindir.
Llamadme egoísta, pero es que no puedo sacrificar mi tiempo, porque sé que hasta que mi hijo no sea mayor, el perro será nuestra responsabilidad, y siendo sinceros, no estamos preparados.
Me encanta la gente que tiene mascota y conviven con sus bebés. Hay multitud de estudios que demuestran los beneficios de tener animales en los niños.
Desde que nacen, crecen conscientes de la responsabilidad de cuidarles, mimarles y amar la naturaleza. Siento envidia sana, y me gustaría pensar de la misma manera.
Como muchos sabéis, mi hermano tiene Síndrome de Down, y desde que era muy pequeño le recomendaron la presencia de un can en casa. (Mis padres hicieron caso omiso) pero lo que sí recuerdo es la raza que les aconsejaron, y os sorprenderá. Rottweiler.
Aunque parezca mentira, por su tamaño, se trata de una raza calmada, obediente, segura de sí misma. Cualidades que sin duda mejorarían el autoestima del pequeño.
Pero, repito que un perro necesita cuidados, tiempo, dinero. No se puede tener por el mero hecho de querer una mascota, porque los que los tenéis, sabréis que se convierten en un miembro más de la familia, con sus defectos y sus virtudes.
Los animales pueden aportar responsabilidad y fomentar el sentido del respeto por los demás y por el medio. Eso, me gusta.
De verdad siento no desearlo tanto como mi hijo, porque sus ojos brillan cuando les ve y no puede por menos que jugar, acariciarles y darles amor. Un amor, que es más que sincero y real. Un amor incondicional. Como el que le ofrece a su genial amiga y compañera de aventuras Irís.
Iris es la perrita de su tita Noe. Ambos se quieren y se odian a partes iguales. Corren, juegan y me temo que en algunas ocasiones hasta comparten comida, en especial gusanitos que les encanta. Así que de momento Iris es su mascota.
Cuál es vuestra experiencia con animales? Os animáis? Nosotros creo que empezaremos por un pez :)