Creo que lo he dicho más de una vez, pero yo siempre he sido de números pares (manías de esas tontas) Sin embargo, últimamente los grandes acontecimientos de mi vida han ocurrido en años impares, y cuando yo cumplía años impares también.
En 2013 nació mi hijo, a mis 27 años (dónde andarán?) En 2015 me casé a mis 29 y ahora llega el 2017... cumpliendo 31, y ansiosa estoy por ver que me traerá este singular año.
El caso es que lo hemos empezado bien. Con salud, rodeados de la gente que queremos, que es mucha. Sin atragantarnos con las uvas y descorchando una botella tras otra para brindar una vez más.
Los Reyes vinieron cargados, pero nos propusimos no pedirles demasiados regalos en casa. Fueron tres. Barco pírate de Playmobil, la pista de Blaze y un camión de bomberos de Play Doh (a mi hijo le encanta la plastilina)
Obviamente, los Reyes eran conscientes de que caerían regalitos en casas amigas y claro, tenían que dosificar. Viendo todo lo que le han traído ahora pienso que incluso tres son demasiados, porque a veces no sabe ni con que jugar.
La verdad es que una vez pasado el 6 de enero, hemos vuelto (muy a nuestro pesar) a la rutina.
Estoy preparando un vídeo para enseñaros nuevo haul de la ropita de Reyes y del final de nuestro viaje, que a este paso lo uno con el siguiente.
He vuelto perezosa, lo reconozco, pero creo que es el síndrome post navideño. Venimos cargados de comilonas, de vacaciones, de horas de sueño, de descanso y cuesta horrores ponerse al día. Y los niños también lo notan.
Espero en unos días poder estar al 200 por cien y mostraros un montón de novedades y cositas que tengo preparadas para este gran 2017.
Y vosotros, qué tal habéis empezado el año nuevo?
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