Cierto es que no pensaba retomar el blog hasta no volver a mi rutina, al trabajo, pero me he puesto sentimental y he dicho, ¿Por qué no? Además, estoy segura de que hay muchísimas mamás y también papás que están pasando por lo mismo que yo, y hablarlo, ayuda.
Pues si, hoy, después de una noche de gastroenteritis múltiples en mi hogar, ha sido el último día de mi baja maternal.
Se acerca una realidad que lejos de asustarme, me inquieta. Me da una pena terrible cerrar esta etapa de mi vida. Petite Adriana ha crecido, pero no lo suficiente como sentirme aliviada, sigue siendo mi bebé.
He tenido la inmensa suerte de disfrutarle al máximo. Adriana me ha dado más en cinco meses que muchas personas en años. Me ha enseñado que cuando eres bimadre, el amor hacia los hijos no se divide, se multiplica, e incluso se eleva al cuadrado.
Adriana me ha hecho conocer gente que jamás hubiese pensado. Gente que de verdad importa, de esas personas que suman y que aportan muchísimas cosas buenas a tu vida.
Adriana me ha enseñado a relativizar, a priorizar y a sentirme aun mas orgullosa de mi familia.
Adriana me ha abierto los ojos, me ha dado en parte, esa bofetada que necesitaba para decir, YO PUEDO.
Adriana me ha regalado largos paseos, cafés provechosos, de esos en los que crees arreglar el mundo y que sientan tan bien. Conversaciones diferentes y enriquecedoras.
Adriana me ha mostrado la maternidad desde otro punto de vista, quizá desde el lado femenino, dulce, tierno, bondadoso.
Puedo decir que he aprovechado cada milésima de segundo de su compañía, de sus sonrisas, de su piel, de su respiración.
Es posible que sólo aquellos que seáis madres o padres me entendáis, pero una tristeza inmensa hoy recorre mi cuerpo, quizá el estar pachucha es sólo una señal de lo que siento.
Por que no es suficiente. No es suficiente una baja maternal de dieciséis semanas, ni quince días de lactancia, ni cinco semanas para el padre. Las cuentas no me salen.
La OMS recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva. Yo tengo la inmensa suerte de poder dar LME, sin embargo llevo meses congelando bolsitas para que mi hija pueda, al menos llegar al sexto mes.
Petite Adriana se ha adaptado perfectamente a la guarde y le quieren y le miman, pero aun le veo tan pequeñita, tan indefensa, aunque se que ella es fuerte y buena y eso me hace irme trabajar un poquito mas tranquila.
En fin, que no quería liarme demasiado que me quedan las últimas horas de libertad y por supuesto pienso pasarlas como hasta ahora, en familia. Pero no podía dejar de mandar todos mis ánimos y solidaridad a esas mamás y papás que se reincorporan y que comparten este sentimiento de tristeza conmigo.
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