No diré que han sido unas Navidades bonitas, ni especiales, si no, mas bien raras, distintas, inesperadas, con altibajos y sobresaltos, buenos y también malos.
Creo que en alguna ocasión os he comentado que me encanta la Navidad, y pese a todo, es un sentimiento que quiero mantener.
No pensaba cerra por vacaciones el blog, porque mas de una lectora me decía que no lo hiciese, que muchos son los bloggers que se van en esas fechas y necesitaban cosas que leer, pero ahora se que hice muy pero que muy requetebién.
No es que no haya echado de menos escribir, las letras son mi vida y mi alma entera, si no que llevaba un tiempo de agotamiento in extremis. Me notaba débil y me preocupé. Por suerte, mis análisis certificaron eso que yo me imaginaba, necesitaba tiempo, relax y tomarme todo de otra manera. El trabajo, el blog, el niño , el padre, la boda, y alguna que otra cosa más estaban chupando mis fuerzas. Mi cuerpo necesitaba un stop inmediato.
Así que bueno, pensé que centrarme en mi y en mi familia unos días en exclusiva estaría bien. Empezaban mis vacaciones, esas de relax absoluto, cuando mi chico se puso muy malito del estómago. Después de una semana en urgencias y tres días ingresados, por fin, parecía que empezábamos a ver la luz. Aún me quedaban unos días de descanso, pero nada más lejos de la realidad. Todo fue un ir y venir de invitaciones, preparativos, en fin...poco tiempo quedó para no pensar.
Y después de dos duros días de vuelta al trabajo, cuando es 30 de diciembre y piensas que el año se acaba y que nada puede pasar en ese acabado 2014, recibes una llamada. De esas que jamás esperas recibir en la que te comunican que has perdido a un ser querido.
Bloqueo total. Mi abuelo había fallecido de una manera repentina, silenciosa, como él era, cauto y tranquilo. Pensáreis que era una persona mayor, de 88 años, cierto, y que es ley de vida, bla bla bla, pero era mi abuelo.
Representaba para mi mucho más que mi infancia, era un ejemplo a seguir. No tuvo una vida fácil, y por eso quizá la coraza que tenía le había impedido ser feliz plenamente. Pero amaba a sus biznietos por encima de todo. Su sonrisa, esa que durante años quiso ocultar, se desplegaba cada vez que uno de sus pequeños siete descendientes aparecía para visitarle.
Así que, con eso me quedo. Y es que si algo estoy aprendiendo es a vivir todo intensamente, mas lo bueno que lo malo, pero a intentar pestañear lo menos posible para que nada se me escape. Todo cambia en cuestión de segundos.
Cómo habéis comprobado mi año no terminó de una manera bonita, pero si que lo empecé con fuerza. Me he marcado muchos propósitos ( de esos que casi nunca se cumplen) y muchas metas que alcanzar en este 2015 que como mi chico y yo decimos, será un punto de inflexión.
También le he pedido a este nuevo año muchos embarazos, ( no míos, claro está) pero si para todas esas personas, que me rodean y que no, que están en plena búsqueda y que a veces la desesperación azota de una manera extraña sus vidas. Quiero que sean mamás y papás y poder seguir contando miles de partos más.
Además, y como os adelantaba hace unos días por Facebook, se acerca el cumpleaños de alguien muy especial ¡Llámamemamá! El próximo 3 de febrero nos haremos un poquito más mayores y como la ocasión lo merece, vamos a tener sorpresas, entre ellas, un sorteo muyyyyy especial con la colaboración de nuestros amigos de Portage Comunicación que os lo van a poner ' en bandeja'... Y hasta aquí puedo leer... 😊
Espero estéis todos de vuelta y podamos seguir compartiendo muchos mas años juntos.
Besos!
ÁNIMO GUAPA!! a nadie nos gusta pasar por estos palos que nos da la vida.. pero es así como nos hacemos más fuerte!
ResponderEliminarme alegro de tenerte ya por aquí y poder leerte!!
un saludo y un beso muy grande!
Bienvenida de vuelta, Llamamemama!! Por un 2015 lleno de exitos y reconocimientos. Que ganitas de ese sorteo jejejeje
ResponderEliminarUn besote gordo y mucho ánimo!!
Oh! Te escribi el jueves y no se ha publicado :-( Te deseo un año lleno de éxitos y cosas buenas, que tanto este blog como tu os lo mereceis!!
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