Os pongo en situación. Una muy buena amiga acaba de ser mamá. Tod@s lo sabréis y para l@s que no, os lo cuento, que los primeros días de maternidad/paternidad son un auténtico caos.
Llegas a casa y ¿Qué nos espera? En un primer momento un hogar preparado, limpio, acogedor, vacío. Todo está en su sitio, como si la vida de antes de ser papás hubiese quedado paralizada, retenida en el tiempo. Huele a nuevo, a nueva etapa que comienza tras cruzar el umbral de entrada.
Sin embargo, según van pasando los días, el caos, descontrol, polvillo, ropa para lavar, ropa para planchar, digamos que se empieza a apoderar de nosotros. Nuestra nueva vida ya ha comenzado.
Entonces sucede. Todo el mundo se pone de acuerdo para acudir a la visita del recién llegado. Cada uno con su mejor intención intentan no descolocarte, y molestar lo menos posible. La mayoría acuden con un buen presente bajo el brazo, su mejor sonrisa y unas ganas inmensas de achuchar al bebé. Pero, ¿Alguien ha pensado en las necesidades de la mamá? Probablemente no.
A veces, el mejor regalo se simplifica en una pequeña ayuda. Un gesto que pocas veces, ya sea por vergüenza o por compromiso solemos pasar por alto.
¿Necesitas que te friegue los platos? ¿Tienes ropa para colocar?
Cuando acabas de dar a luz, obviamente la prioridad es el bebé. Las labores domésticas o incluso las personales pasan a un segundo plano. La falta de sueño, el cansancio, los nuevos quehaceres como madre ocupan la mayor parte del día, y también de la noche. Así que es de gran ayuda cuando esa amiga de confianza voluntariamente decide echar un cable con esos pequeños detalles que nos preocupan pero que no tenemos tiempo de resolver.
La bloguera contaba como alguna que otra amiga se quiso encargar de ir a la farmacia o incluso a la compra, para evitar que esos primeros días saliese mucho de casa. ¡Qué buena idea!
Y es que como bien digo, a veces nos da apuro ofrecer ese tipo de ayuda, sin embargo, estoy completamente segura de que más de una se sentiría inmensamente agradecida.
Lo mismo ocurre con los detalles. Muchas veces, (me incluyo) regalamos ropita, juguetes, etc, que no siempre es lo que la madre espera. No estoy hablando de un regalo económicamente elevado si no sobre todo práctico y funcional.
Los bodies: Esa prenda que jamás te planteas regalar y sin embargo algo que todas las madres lo deseamos. Ahora, por suerte, los hay de mil texturas, colores, dibujos, y además de un regalo ideal puede ser un regalo muy chulo.
Recuerdo que estando embarazada un familiar (era una sabia mamá) se ofreció a regalarme un sacaleches, por mi ignorancia le dije que no se preocupase, ni si quiera sabía si podría darle el pecho, así que me regaló un calientabiberones (súper útil también). El caso es que me acordé muchísimo de ella con la primera subida de leche. ¡Hubiese matado por uno de ellos!
Lo que quiero decir con esto es que, si hay confianza, tal y como hizo mi familiar, lo mejor es preguntar y os daréis cuenta de que muchas veces la cosa más simple es lo que más falta nos hace.
Algo que yo consideraba un regalo caído del cielo era cuando una mano amiga venia a casa y se ofrecía muy amablemente a cuidar durante un ratito del retoño para que me pudiese dar una de esas duchas que parecen interminables, que te dejan nueva y recargan tus pilas. ¡Pedazo de regalo!
Y a vosotr@s, ¿Cuál es el regalo que os hubiese gustado tener?
La verdad es que las visitas se pueden llegar a convertir en un horror, recuerdo lo cansadiiiisima que staba las primeras semanas, lo pooooco que dormía y el caos en el que se había convertido mi casa... Y las visitas no paraban, algunas eran muy útiles pero otras más bien un compromiso.
ResponderEliminarRespecto a los regalos para mi los mejores son los hechos a mano (ropita, patucos, mantitas de lana, cualquier cosita con el nombre de tu bebé...), las tarjetas regalo y los pañales.