Y pensaréis...¿Y esta charleta improvisada a qué es debido? Pues bien, íbamos el domingo pasado dando un paseo con Papá Manuel, Petit Manuel, una servidora y la moto (una mas en la familia ya).
Íbamos dirección a un parque que alberga una inmensa fuente, que incluso tiene un puente y que es perfecto para disfrutar, cuando me pareció ver una silueta esbelta en el interior de la fuente.
Deslicé las gafas de sol hasta la punta de mi nariz y enseguida conduje la mirada hacia aquella fuente. Por favor, dime que lo que veo no es un señor, por favor, dímelo.
Pero mis peores pronósticos se cumplieron, y conforme nos acercábamos, la cosa empeoraba. Un hombre gordito y peludo, se estaba dando un chapuzón (literal) junto a cuatro niños (supuse que eran familia) e incluso lo hacía con una tabla de surf.
He de decir que no hice fotos porque aparecían menores y porque hasta reconozco, me dio vergüenza ajena aquella imagen.
Pero no contenta, pude ver boquiabierta que mas de una familia repetía el baño en la fuente pública.
Vale, quizá haya dado una imagen de viejoven aburrida, pero os prometo que jamás animaría a mi hijo a bañarse en una fuente, y menos a meterme con él. Pero, creo que nadie se ha parado a pensar qué pasaría si todos lo hiciésemos (Estamos en nuestro derecho, claro está)
Os puedo asegurar que no era la única que miraba patidifusa aquella escena dantesca. ¡Es que además el agua estaba verde!
Entonces pensaba en los valores que cada familia inculca a sus hijos. Si no somos capaces de respetar un espacio público, ¿Qué podemos esperar? ¿Respeto por los demás? Creo que no.
En nuestros países vecinos, especialmente en los nórdicos, los ciudadanos son conscientes de la necesidad de cuidar lo propio, pero también lo ajeno.
Sin ir más lejos, el otro día en un programa de televisión, que en España conoceréis, Madrileños por el Mundo, aparecía Gales. La protagonista contaba como la gente sacaba a las puertas de su casa cosas para vender, comida, y dejaban un bote (sin controlar obviamente) para que cada uno, cívicamente dejase el dinero de la compra.
La reportera, atónita, decía: 'Esto en España sería impensable' y estaba claro. En España no dejaríamos ni el cartel con los productos en venta. Es nuestra mentalidad y tenemos que asumirlo pero, ¿Por qué no tratamos de cambiarlo? ¿Será tan complicado?
Ya se que contado así parezco demasiado radical pero es que es tal y como lo siento y lo pienso.
Pedimos respeto por los animales, por las personas, por la naturaleza, pero nos olvidamos de pedir respeto por las cosas.
Me fui con una sensación extraña. Eran libres de hacer lo que les diese la gana, nadie decía nada, como siempre todos callados, normalizando una situación que para nada creo que fuese la correcta.
Lo peor de todo es que luego nos llevamos las manos a la cabeza con el vandalismo callejero, con la falta de cordura en la juventud, pero no nos damos cuenta que el civismo y el ejemplo a seguir somos nosotros, los padres.
Un post muy acertado.
ResponderEliminarEs cierto q no nos damos cuenta ni valoramos nada. Personalmente creo, q la politica del todo vale no es la más acertada, pero si bien es cierto q por evitar una confrontación.....ante estas situaciones nadie dice nada.
Un beso Irene S