Ayer me preguntaba, ¿Cuál es la clave del éxito? Debe ser que estar de baja por maternidad hace que profundice más en mis dudas, y eso que apenas tengo tiempo ni de pensar, en fin…
Durante mis dos embarazos casualmente he conocido gente súper interesante, he compartido estado con ellas y la gran mayoría se han convertido en amigas. También es cierto, que otras muchas han ido poco a poco desapareciendo. La vida es así, gente que va y que viene, como bien diría Alejandro Sanz.
El caso es que he observado, escuchado y analizado.
Hace como nueve años (¡Madre mía como pasa el tiempo!) terminé mi carrera de Periodismo. Quien me conoce, sabe de sobra que ser periodista me había quitado el sueño prácticamente desde que tenía uso de razón. Realicé mil quinientas prácticas, en mil quinientos sitios, estudiaba y trabajaba como muchísima gente en este país, y soñaba con lograr mi meta de ser redactora en cualquier periódico nacional, o locutora en alguna popular emisora. Ahí conseguiría mi éxito profesional.
Mis esfuerzos, tendrían su recompensa, de eso estaba segura (pobre niña ingenua).
Pues bien, en 2008, entró de lleno la famosa crisis. A mi me pilló haciendo prácticas en un periódico de tirada gratuita, donde recuerdo cubría las noticias de Málaga, Sevilla, Vigo y A Coruña. Vi como mis compañeros de redacción, de los cuales guardo muy buen recuerdo, entraban al despacho de la directora y salían con una carta de despido en la mano.
Aunque no lo creáis, todo aquello empezó a afectarme. De algún modo sus despidos anunciaban mi sueño truncado.
Pero en la vida, hay que tomar decisiones. Unas veces se acierta, otras se fracasa, pero creo que el destino de algún modo está escrito, y si las cosas suceden, sin duda, es por algo.
Por entonces, yo necesitaba trabajar. Tenía un piso que pagar y mis padres bastante me habían ayudado con la carrera, así que comencé a echar currículums para administrativa, secretaria, periodista, recepcionista, lo que fuese. Siempre he sido una persona activa, y lo que verdaderamente quería era trabajar.
No me quiero enrollar contando mi vida, pero a lo que realmente voy es que empecé y terminé trabajando en algo que nada tenía que ver con la comunicación o el periodismo. Era algo impensable para mi, y que nunca me había gustado, los números.
Pasé un tiempo y algunas veces sigo anclada en ello, pensando que no he tenido éxito en el trabajo. ¿Por qué? Por que de algún modo siempre quedará esa espinita de realizarme en algo que verdaderamente me gusta.
Estoy convencida de que muchos de mis compañeros de facultad me entienden perfectamente y comparten ese sentimiento maldito.
En realidad, ahora me planteo si ese 'éxito' profesional que yo anhelo es tan importante. Me explico.
Desde que soy madre, digamos que he desviado un poco mi centro de atención. Quizá haya personas, que leyendo este texto no comprendan a qué me refiero. Personas, probablemente vacías de metas, de amor, de amistad y de otras muchas cosas que completan al ser humano.
Pongo por delante lo de ser madre, por que a mi me ha pasado desde entonces, pero sirve cualquier otro logro o motivación conseguido.
La palabra éxito para mi ha ido adquiriendo otro significado a lo largo de los años. Para mi es un éxito quedar con una amiga a tomar un café y charlar sin tabues. Es un éxito recoger a mi pequeño del cole. Es un éxito acurrucarme en la cama con mi bebé y poder besarla y protegerla. Es un éxito tener la fortuna de sentarme cada día con mi marido en el sofá y charlar de nuestras cosas. Es un éxito recibir algo sin nada a cambio. Es un éxito que alguien piense que eres buena en algo. Es un éxito tener un verdadero amigo. Es un éxito ver crecer a tus hijos. Es un éxito levantarte feliz cada día. Es un éxito viajar. Es un éxito que mi hijo diga que soy la mejor mamá del mundo mundial. Es un éxito tener a mis padres y a mi hermano. Es un éxito no discutir. Es un éxito compartir. Es un éxito ayudar. Es un éxito no estar enfermo. Simplemente es un éxito sobrevivir a la vida con una sonrisa.
Con esto quiero decir que me he dado cuenta de la cantidad de éxitos que tengo en mi vida, y estoy segura de que si os paráis a pensar vosotros también tendréis muchísimos. Somos personas exitosas porque vivimos, porque respiramos y porque nos sentimos felices de vez en cuando.
Pienso en las veces que no he prestado atención a todos esos éxitos, que de algún modo parecen innatos, pero que os aseguro que no lo son, ya que lo verdaderamente importante es saber mantenerlos, por prestar atención a un sólo éxito: El profesional.
Cada vez que conozco a alguien intento quedarme con todos sus logros y de algún modo, extrapolarlos a mi vida. Escuchar es un éxito, y si lo logramos descubriremos historias increíbles que se esconden detrás de cada persona y que sin duda suman a nuestras propias vivencias.
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