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La magia de la Navidad

jueves, 30 de noviembre de 2017

Sé que sois muchos los que detestáis las fiestas navideñas. La Navidad no sólo son luces, polvorones, villancicos y sonrisas. La Navidad también nos hace recordar que existen sitios vacíos en muchas mesas y que no siempre es fácil dejar los malos momentos a un lado.

Pero cuando tienes niños alrededor, la cosa cambia. He de confesar que a mí me encantan estos días. Quizá es algo falso y preparado, pero ver a familias por la calle sonrientes, niños mirando embobados los muñecos de Navidad, olor a castañas, Papá Noel casi en cada esquina... Me encanta.

Pero algo que tanto Papá Manuel como yo queremos inculcar a Les Petites es que debemos acordarnos de las personas que por desgracia no recibirán regalos debajo del árbol, ni comerán en familia, ni cantaran villancicos típicos sentados al calor de la lumbre.

Hace unas semanas, recibíamos un whatsapp en el grupo del cole de Petit Manuel donde se pedía ropa para un niño de seis años cuya familia estaba pasando por una situación muy pero que muy delicada y eran conocidos de una mami de otra clase.

Esa noche yo no paré de darle vueltas a la cabeza. Qué duro tiene que ser verte en la necesidad de pedir algo tan básico como ropa para sobrevivir al duro frío invernal.

A la mañana siguiente, Papá Manuel, Les petits y yo fuimos a desayunar a una churrería muy conocida de Zamora. Comencé a contarle que nos habían pedido ropa, pero claro, de esas edades yo no tenía. Papá Manuel enseguida me dijo; Ay que ver, en realidad si cada familia pusiésemos una pequeña aportación, algo se podría hacer.
A mí se me iluminó la bombilla y pensé en proponérselo a la clase, sin compromiso, pero con poco que recaudásemos nos llegaba para una tarjeta regalo.

Al principio me dio apuro. No conocíamos a la familia y tampoco quería comprometer a nadie, porque hay personas cuya situación ahora mismo, tampoco es la mejor.

Poco a poco la gente se fue animando y sobre todo, colaborando cómo podían. Me quede alucinada de la gente buena que hay en el mundo, de la solidaridad, coordinación y desinterés que tuvieron.

Reunimos 180 euros que convertimos en tarjeta regalo de unos grandes almacenes para que pudiesen gastar en lo que necesitasen.
Nadie preguntó, nadie cuestionó. En dos días teníamos hecha la recaudación.

De verdad he de decir que me sentí increíblemente bien, y afortunada de tener a tanta gente buena a mí alrededor, porque a fin de cuentas todos podemos vernos, desgraciadamente en esa situación.

Este miércoles fuimos otra mamá y yo junto a la trabajadora social a entregarles a la familia esa tarjeta que tanta ilusión y esperanza recogía. Una familia joven, con dos niños que eran puro amor y con muchas ganas de salir adelante. Comenzaban a ver la luz en el oscuro túnel. La Navidad había llegado a sus vidas de manera anticipada. Por fin creían en la magia. Gracias a la movilización creada, ella había conseguido un trabajo que prometía ser el principio de algo bueno.

Nosotros quisimos explicarle a Petit Manuel la situación y todo lo que se había conseguido, pero también hacerle entender que trabajamos con esfuerzo para que ellos puedan tener ropa, comida, juguetes, pero que no todo el mundo tiene esa suerte.

Esta Navidad espero que sea más blanca y feliz para esa familia y espero realmente que lo sea para todo el mundo.
Gracias a las mamás geniales del cole que demostraron y que si alguien cae, ahí están para levantar, sin condición.




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