No soy de las que disfruta tostándose al sol y además desde que soy madre eso de cargar con todos los bártulos me agobia un poco, pero reconozcámoslo, eso de tener una playita cerca donde mojarse el culo cuando aprieta el calor, mola. Y mola mucho.
Pero los madrileños tenemos la inmensa suerte de tener a poco más de tres horas las playas de Valencia.
Así que, no cortos ni perezosos y dado el desagradable calor que soportamos en la capital, el jueves pasado decidimos que teníamos que estrenar la playa.
El año pasado ya estuvimos con nuestro petit, pero era demasiado pequeño como para disfrutarlo a tope. Así que ahora sabíamos que alucinaría pepinillos cuando viese tal cantidad de agua solo para él y veinte mil madrileños más que visitan Valencia cada fin de semana.
La verdad es que verle disfrutar de esa manera no tiene precio alguno. Chapoteaba, corría, se rebozaba cual croquetilla playera y no dejaba de repetir : Playa! Playa! Creo que ni él podía creer que existiese un lugar tan divertido.
Ha comido paella valenciana, bailado al ritmo de una charanga, se ha bañado en la playa, en la piscina. Ha compartido risas y juegos con su genial amigo Marcos, ha dormido a pierna suelta y por supuesto no se quería volver.
Creo que está agotado, pero lo bien que se lo ha pasado ha merecido la pena. Findes así son los que en verano hacen que la semana sea más llevadera. Disfrutar en familia de cada segundo es el regalo mas preciado, así que no desaprovechéis ni un segundo de pasar tiempo con los vuestros.
Da igual playa, piscina, lago, pantano, cualquier lugar es bueno para refrescarse y ya de paso no dejar de sonreír.
Y vosotros, os gusta hacer escapadas de fin de semana para desconectar?
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